Hoy en día, la variedad de materiales para fabricar piscinas es bastante amplia y cada vez resulta más asequible para las familias, las comunidades y los hoteles. De entre las posibilidades existentes, los dos materiales más extendidos para construir una piscina son el homigón y el poliéster reforzado con fibra de vidrio.
HORMIGÓN
Las piscinas de hormigón (o piscinas de obra) siguen estando muy solicitadas en el mercado debido a:
- La resistencia y durabilidad.
- Puede adoptar cualquier forma ya que se puede proyectar a presión sobre la superficie deseada.
- El diseño puede ser libre y el acabado suele realizarse con gresite en tonos de azul.
Sin embargo, estas piscinas están siendo sustituidas por las piscinas de acero, debido a que el hormigón requiere más mano de obra y su proceso de construcción es más lento que las de acero que sólo son planchas flexibles que se van uniendo.
POLIÉSTER
Las piscinas de poliéster son una alternativa frente a las de acero o de hormigón por:
- El hecho de que sean prefabricadas conlleva un ahorro, tanto en adquisición como en mantenimiento.
- Su montaje es más rápido que las piscinas de hormigón o de acero.
- Su durabilidad está garantizada. Además hoy en día existen soluciones para reparar sus superficies como la que utiliza Trasumar.
- Su lisura ayuda a la limpieza.
- Su suavidad y sus amplias escaleras favorecen la seguridad.
Sin embargo, a pesar de sus ventajas, estas piscinas también conllevan ciertos inconvenientes:
- Los diseños son limitados, pues las piscinas son prefabricadas.
- Si están pintadas de azul, suelen decolorarse rápidamente.